El Síndrome de Burnout provoca una serie de síntomas que se pueden confundir fácilmente con otras enfermedades y los más comunes son dolores de cabeza recurrentes, insomnio, fatiga intensa y dificultades gastrointestinales. Además se pueden presentar algunos emocionales como ansiedad, depresión, irritabilidad y distanciamiento afectivo, por lo que la persona se siente agobiada y cansada.
El Síndrome de Burnout, también llamado “síndrome de desgaste profesional” también se ha aplicado a la maternidad e incluso en la paternidad. La psicóloga Violaine Guéritault autora del libro “El cansancio emocional y físico de las madres”, habla sobre el “burnout materno” después de haberlo vivido ella misma.
Esta situación es cada vez más común ya que muchas mujeres y hombres sienten la presión de acompañar a sus hijos a todas sus actividades, lo que acelera aún más el agotamiento e incrementa el estrés. Además, los padres sobreprotectores tienen mayor riesgo de desarrollar depresión.
1. Desayuna. Es la comida más importante del día. Cuando la omites, bajan tus niveles de azúcar en la sangre, lo cual afecta tu energía y se refleja en tu estado de ánimo y la capacidad para pensar con claridad.
2. El café no es la solución es toro problema más. Se cree que éstas nos mantienen despiertas, pero en realidad la cafeína tiene un efecto diurético. La clave está en tomarlo con moderación y cuando lo consumas trata de alternarlo con un vaso de agua para mantenerte hidratada.
3. Ve al médico. Es importante que revise tus niveles de hierro o si tus periodos menstruales tienen que ver con tu fatiga. Para compensar el nutrimento, consume carne roja, frijoles, verduras de hoja verde y cereales fortificados. Agrega tomates o cítricos a estos alimentos para una absorción extra.
4. Durante el insomnio, no mires el reloj. Cuando lo haces, tu mente registra ese dato y comienza a trabajar cuando en realidad, debería estar descansado. Si necesitas levantarte para atender a tu hijo, simplemente no veas la hora, sólo asístelo y vuelve a la cama.
5. Haz ejercicio saca el tiempo de donde puedas. Quizá te preguntes a qué hora, pero en realidad es una gran inversión para tu bienestar. Hazlo por la tarde, así la temperatura de tu cuerpo se elevará durante la actividad, luego bajará en el resto del día y te hará sentir somnolienta y relajada a la hora de acostarte. Comienza con una caminata de 10 minutos y trata de aumentarla hasta 30 o una hora diaria.
6. Pide ayuda. Admitir que necesitas apoyo no tiene nada de malo. Habla con tu pareja sobre la asistencia de alguien más o trata de repartir los deberes de la casa entre ambos.
7. Diviértete. Planéalo por lo menos una vez al mes y sal con tu pareja o amigas. Vive y disfruta el momento sin que los pañales o el personaje favorito de su hijo estén presentes.
8. Desconéctate. Literal, olvídate de revisar el correo del trabajo o las redes sociales desde tu cama. De preferencia, mantén la computadora fuera de la habitación, tu celular en el cajón y aleja otros artículos que te estimulen en lugar de tranquilizarte.
9. Haz una lista de preocupaciones. Programa un momento en el día para escribir tus pendientes, pero evita que sea justo cuando pones la cabeza en la almohada. Si crees que no es suficiente, ten un cuaderno junto a la cama y anota la cita o tarea que recuerdes en el momento, hacerlo te ayudará a dejar el asunto en paz.
10. Di “no” de vez en cuando. Valórate, no tienes que cumplir las expectativas o demandas de todos. Ten un calendario o agenda en donde determines tus prioridades y compromisos, esto te ayudará a respetar lo que puedes o no hacer.