Estimados representantes.
En atención a la elevada cantidad de estudiantes quienes han presentado actividades recuperativas de evaluación (solamente este viernes 07 evaluaciones fueron repetidas), creemos importante la lectura del siguiente artículo de prensa, publicado el 07/10/2013.
Esperamos esto sea un llamado a la reflexión en el hogar.
Más oportunidades de reparación no garantizan la calidad
Profesores cuestionan mecanismo porque consideran que el trasfondo es que el estudiante pase como sea
UN| Gabriela Rojas.- "No entiendo nada. No sé si esto se va a convertir en una mamadera de gallo o si va a servir para que el muchacho aprenda y pase de una vez". La mamá de Argenis Díaz trata de explicar la situación académica en la que se encuentra su hijo: en el liceo lo promovieron a 4º año de bachillerato pero lleva dos materias de arrastre de 3° año (física y matemática).
Al culminar el año escolar le quedaron cinco materias. Las llevó a exámenes remediales (reparación). Presentó las evaluaciones por cada materia en dos oportunidades, con una semana de diferencia entre un examen y otro.
Aprobó tres y le quedaron dos. Así fue promovido al siguiente año. La cuenta le daba a Argenis pero no a su mamá.
Según la circular 006696, emitida por el Ministerio de Educación con fecha 22 de agosto de 2012, "las o los estudiantes serán promovidos al año o semestre inmediato superior cuando: 1) aprueben todas las áreas de aprendizaje; 2) no aprueben un máximo de dos (2) áreas, las cuales llevarán pendientes".
Esta circular tiene como referencia dos circulares ministeriales (la 000004 del 26 de agosto de 2009 y la 0007 del 27 de octubre de 2010), en las que se establecen las distintas formas de evaluación, los métodos académicos a considerar, la planificación de las actividades de superación pedagógica y los momentos sugeridos de revisión por parte del docente durante cada lapso del período escolar.
Pero en la práctica el procedimiento cada vez se simplifica más: el estudiante presenta la mayor cantidad de veces hasta que pase. Esta es la experiencia que narran estudiantes, docentes y representantes (liceos públicos y privados) que han enfrentado los nuevos sistemas de evaluación para reparar materias en los últimos dos años.
Roger Zamora, miembro de la comisión académica intergremial del Colegio de Profesores de Venezuela, observa que hay una discordancia de normativas: "La actividad remedial como segunda forma de evaluación no aparece en la Ley Orgánica de Educación y no se define en ningún reglamento, así que queda a juicio del docente. En la realidad hay una especie de relajo con esto. Muchas veces los jefes de distrito simplemente obligan verbalmente, porque no pueden dejarlo por escrito, para que los docentes aprueben a los muchachos y ya está".
Una profesora de química en un colegio privado en San Bernardino explica que muchas veces son los padres quienes presionan para que pasen a sus hijos.
Una de las razones que explica Zamora es que la buena intencionalidad se desvirtuó: "El Ministerio hace hincapié en las cifras porque son indicadores ante organismos internacionales, pero ¿se revisa la calidad de la educación que brindamos? Mostrar números es importante pero tener 40 muchachos en un aula sin medir la calidad es una realidad que conspira contra esto", enfatiza.
Cifras oficiales del Ministerio de Educación indican que el período 2013-2014 inició con una tasa de repitencia de 3%. Al calcular la matrícula estimada por el ministerio para este período en 8 millones de estudiantes, el promedio de repitientes sería de 240 mil personas. En el año 1998, la tasa era de aproximadamente 11%, que representaba 770 mil jóvenes.
La ministra Maryann Hanson declaró al comenzar el año 2012-2013 que la tasa de prosecución estaba en 95%, y especificó que en el nivel de educación media había 1 millón 640 mil adolescentes que avanzaban en los años previstos.
"Las tasas de repitencia y deserción son cada vez menores, por tanto se eleva la tasa de promoción pero queda en duda la calidad académica. ¿Y cómo la mides? Cuando los muchachos quieren entrar a la universidad. Nada más en la UCV, la tasa de deserción es de 40%. Pueden entrar pero muchos se quedan en el camino", señala Tulio Ramírez, investigador y docente de la UCV.